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A principios de 2021, Olivia Rodrigo era casi una desconocida. Si bien protagonizaba High School Musical: The Musical: The Series en Disney+ y tuvo alguna serie en Disney Channel, su fama no había llegado a los niveles de Miley Cyrus o Selena Gomez hasta que drivers license nos tomó a todos por sorpresa. Nacida de un snippet que Rodrigo subió a TikTok, la canción se volvió el primer gran hit del año batiendo todos los records en Spotify y Youtube, y es fácil ver por qué: el piano minimalista, voz de bananas y avocados, esa onda retro y moderna a la vez, el desamor adolescente con el que es imposible no empatizar, todos los condimentos estaban ahí. Empujado por ese éxito SOUR, que era originalmente un EP, fue expandido a un disco completo y aunque varias canciones fueron grabadas con el EP ya cerrado, logra mantenerse cohesivo.
brutal empieza con una sección de cuerdas elegantes antes de hacer un giro brusco al grunge y el pop-rock que dominó la segunda mitad de la década de los 00s y en la letra todo es confusión mientras se pregunta “where’s my fucking teenage dream?” ponderando las obvios inseguridades y problemas que todos atravesamos en esa época, happier usa un instrumental que podría ser típicamente para una canción de casamiento a lo Thinking of You y lo usa para desearle suerte pero no tanta a un ex. Con solo 18 años, Rodrigo aprovecha la elasticidad del pop para probarse varios trajes – Billie Eillish, Paramore, The White Stripes, Lorde – y todos le quedan bien.
Fan declarada, Taylor Swift es la influencia más clara en cuanto a la composición con letras súper específicas (una canción de Billy Joel en deja vu, cuantas semanas pasaron hasta que el ex empezara algo nuevo en good 4 u, qué libros leía en enough for you), y en 1 step forward, 3 steps back que incluyen a la vez una referencia al número 13 y una interpolación de New Years Eve. Esto hace que, por un lado, sea mucho más fácil empatizar con ella al parecer que estamos leyendo su diario, pero en un giro también de «swifteano» también hace que sea fácil unir los puntos entre las canciones y su relación con Joshua Basset, agregándole una dosis de drama farandulero que todos amamos aunque nadie lo admita.
Lamentablemente, no todos son aciertos y el peor error llega en el peor momentos. hope ur okay, una balada insípida que cumple con la quota de canciones de autosuperación que pareciera obligatoria para cualquier estrella Disney tiene, desafortunadamente, el honor de cerrar el disco. El cambio en la temática, que tal vez había sido bienvenido más temprano en el tracklist, se siente forzado y si bien es mejor que esfuerzos similares de otros artistas en su lugar, suena a poco cuando en el mismo album escuchamos deja vu y conocimos a una artista llena de ideas musicales frescas e inteligentes. Esa es la Olivia que queremos.
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