⑦ ★★★★★★☆☆☆
John Mayer tiene todo: un don incomparable con la guitarra, unas sensibilidad perfecta para las melodías pop y una inclinación por letras que si bien son personales tienen cierta universalidad con la que es fácil identificarse. Su octavo álbum, Sob Rock, se encuadra perfectamente entre todos los discos del ultimo año que exploran el espectro sónico de los 80s, e incluso va un poco más allá hasta fines de los 70s.
Siempre excelente, Mayer logra canciones que no solo suenan inspiradas en los 80s, sino literalmente sacadas de una cápsula del tiempo. Last Train Home abre este disco pero tranquilamente podría haber estado pegadito a Africa, mientras que Wild Blue es perfectamente mashupeable con Dreams de Fleetwood Mac. Phil Collins, Foreigner, Oats & Halles son todas las referencias notables a lo largo de un disco que no se deja encasillar por un genero, prefiriendo saltar de uno a otro a veces en un mismo tema, como Til The Right One Comes y su mezcla de art rock y bluegrass o el new wave-pop-soul de Carry Me Away.
El momento más brillante del disco probablemente sea New Light, un corte que es todo lo que John Mayer es, empezando por alguien que no se toma a sí mismo demasiado en serio. En ella canta sobre estar Pushing 40 in the friend zone, una especia de sátira sobre un beat primaveral que sintetiza a la perfección todo lo que Sob Rock, un disco hecho por que sí, sin nada que demostrar ni el peso de tener que ser una pieza de arte, sino puramente guiado por el deseo de hacer música.
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